Por la mañana, Arthur se dispuso a ir al gremio a comprar equipo de caza.
Como siempre, lo recibió la recepcionista con su habitual ceño fruncido.
—Hola, señorita recepcionista —dijo Arthur, esbozando una sonrisa forzada.
La recepcionista lo miró, extrañada.
—Hola, aventurero ¿Schopenlaura? —pronunció torpemente—. ¿Por qué está tan sonriente esta mañana? Por lo general tiene una mirada apagada, como de quien ha renunciado a todo.
Arthur se rascó la nuca y respondió:
—Gracias por preocuparse por mí, señorita recepcionista. Hoy la diosa de la fortuna me sonríe, y eso merece una sonrisa de regreso. Además, estoy emocionado… Vine exclusivamente al gremio a comprar equipo de caza.
La recepcionista lo miró con asombro y un toque de desconcierto.
—¿Joven, tiene usted el dinero para pagar una daga decente y una armadura de buena calidad? —preguntó con genuina duda.
—Por supuesto —dijo Arthur, inflando el pecho con aires de suficiencia. He trabajado muy duro estos días y logré juntar una suma millonaria.
La recepcionista arqueó una ceja.
—¿Cuánto es millonaria para usted, si hace una semana no tenía ni dónde caerse muerto?
Arthur metió la mano en su andrajoso bolsillo y sacó con orgullo una moneda sucia de plata y veinte cobres, mostrándolos como si fueran un tesoro legendario.
La recepcionista lo miró con lástima y un toque de burla antes de decir:
—Con eso… solo le alcanza la armadura más delgada de lino y una daga usada de bajo rango.
—¿En serio? —dijo Arthur, abatido.
Y yo que venía ilusionado pensando que hoy me vería como un verdadero héroe, vestido de pies a cabeza con armadura brillante y presumiendo una poderosa daga en la cintura…
Pero para su desgracia, la vida en Lost era dura y cara. Los mejores artículos tenían precios inalcanzables para un aventurero de su nivel; si quería conseguir equipo de buena calidad, debía arriesgarse con las misiones de más alto nivel que darían mejores recompensas.
Resignado, Arthur compró la armadura de lino y la daga poco lustrada. Antes de irse, se detuvo a consultar el tablón de misiones.
Para su sorpresa, encontró un nuevo cartel: se busca ayudante para una cacería de "ratas piel de acero".
Rango recomendado: bronce medio
Sin dudarlo, arrancó el papel y salió corriendo al encuentro de quien había publicado la misión.
Su día apenas comenzaba.
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Fin del capítulo.