Pov Aegon Targaryen
Han pasado años desde que reencarné en Game of Thrones, pero vivir la vida de un bastardo no fue lo ideal.
Cuando llegué a este mundo, me alegré de la noticia de que tenía un dedo dorado.
Estaba feliz con este nuevo comienzo, tenía asegurados dos huevos de dragón, una mascota, una nueva vida como un príncipe huérfano destinado a ser un rey.
Pero pronto recibí la peor noticia que podría recibir un reencarnado: que le roben el dedo dorado.
Como persona renacida, uno tendría la mentalidad más madura y podría aguantar el acoso, los insultos, los trucos sucios de la perra de Lady Stark.
Aguante los insultos mientras crecía y me preparaba para salir y recoger mi dedo dorado.
Pero nada salió como se había planeado; cuando crecí, fui a la dirección donde se suponía que debían estar mis huevos, pero habían desaparecido y más la tortura mental recibida de parte de mi familia adoptiva en estos últimos años fue dura.
No sé cómo desaparecieron mis huevos de dragones, se suponía que estaban ubicados en una zona protegida por Robb, donde nadie excepto yo podía acceder.
No sé quién fue el bastardo que robó mis huevos de dragones, estos incluso tenían el requisito de que solo podían ser eclosionados por alguien con sangre Targaryen.
Cuando estaba pensando en si crear mi propia religión para ganar fanáticos para que me ayuden a recuperar el trono, sentí un escalofrío recorriendo por todo mi cuerpo, como si algo me advirtiera que no debía hacer eso.
Pero por más que pensara no podía adivinar que Ser Divino me estaba advirtiendo.
Cuando mire la serie de Juego de Tronos, apenas se mencionaba a los Dioses Antiguos. La Fe de los Siete, sí. El Señor de la Luz, quizá. ¿Pero Dioses Antiguos? Nunca se han explorado del todo. Sintió que lo más probable era que el Dios de la Luz lo estaba protegiendo.
Este mundo no era como las historias que había visto; este mundo tenía capas que aún no había descubierto.
Aegon negó con la cabeza y dejó de pensar en el asunto.
Como reencarnado, sabía bien cómo era el Muro, donde mi tío me quería enviar, así que nunca le mostré entusiasmo a mi tío sobre querer ir al Muro.
Cuando no sabía qué hacer a continuación y todo parecía perdido, recibí un regalo, al parecer, los dioses aún no me habían abandonado.
Cuando estaba buscando en la biblioteca libros sobre la magia de sangre y rituales, encontré un antiguo libro. Era un libro que hablaba sobre la magia de fuego, que describía cómo se manipulaba el fuego para rituales y prácticas religiosas, utilizar el fuego para curar, resucitar y también sobre utilizarlo para atacar a los enemigos.
También comencé a aprender con el maestro Luwin, quien se rió una vez que notó mi interés en la magia, pero aun así me explicó al ver mi entusiasmo y curiosidad por la magia.
Estaba preparado para el fracaso, después de todo, hacía mucho tiempo que la magia se había extinguido, pero estaba seguro de que en el futuro regresaría.
Pero para mi sorpresa fui capaz de utilizar magia y en el proceso hice descubrimientos importantes: Primero, la magia no desapareció por completo. Segundo, la magia en este mundo no es como la de animes y novelas, donde se debe guardar el maná en una clase de núcleo de maná. Tercero: en este mundo para usar la magia es importante la calidad de los sacrificios.
Después de dos años de preparación, por fin llegó el momento: el rey había muerto y el cometa rojo había aparecido, trayendo consigo el aumento de la magia.
Gracias a eso, fui capaz por primera vez de lanzar magia poderosa correctamente y no depender tanto de los sacrificios.
Justo cuando me preparaba para partir hacia el Desembarco del Rey, me topé con un grupo de hombres con túnicas rojas..