Ante las miradas cautelosas y frías, Xaro y su grupo optan por ignorarlo y, en cambio, centraron su atención solamente en los dos dragones junto a Rhaenys y Daenerys.
Era obvio cuál era su objetivo; estaban por los dragones.
Los tres se miraron entre sí. Tras intercambiar miradas, decidieron darle la iniciativa de presentarse y calmar el ambiente al empresario Xaro Xhoan Daxos.
Xaro sentía que los Dothraki eran como salvajes incivilizados y que no había necesidad de intentar comunicarse con estos bárbaros ingenuos y de clase baja.
Como su objetivo era el dragón, Xaro, naturalmente, había estudiado y aprendido en profundidad sobre la información de los dragones. Los dragones eran rebeldes. Como solo estaban dispuestos a permanecer cerca de Rhaenys, Dany y Molegro, que había llegado en un momento para proteger a las esposas de su Khal, Xaro intuyó que el líder de este grupo de bárbaros debía ser uno de ellos.
Sin embargo, antes de acercarse a ellos, entrecerró los ojos y observó durante menos de un minuto a Kerse, antes de descartarlo.
Como los reyes jinetes Dothraki solían ir a las Ciudades de Libre Comercio para comerciar, Xaro estaba al tanto de que era algo casi de sentido común, que los que tenían las trenzas más largas eran los khals.
Como a Kerse no le gustaba dejarse crecer el cabello, Xaro pensó que el tipo corpulento que iba al frente, con el pelo corto que apenas le llegaba al hombro y que no sabía trenzar, era simplemente un Dothraki perdedor que se había cortado su trenza.
Xaro condujo el camello hacia adelante, pasó junto a Kerse y decidió ignorarlo. Y en cambio, decidió halagar a las dos hermosas chicas y, más aún, a la chica de cabello plateado y de belleza inhumana.
Xaro no sabía que su acción enfureció con éxito a Khal Kerse.
Kerse se inclinó levemente y se preparaba para atacar a Xaro.
Al ver esto, los labios de la sacerdotisa se movieron levemente y, sin ningún movimiento, convocó a una sombra que pareció tener conciencia propia.
La sombra empezó a retorcerse como una serpiente y luego la sombra convocó una espada corta y luego se hundió en el suelo.
Todo había sucedido tan rápido que nadie se había dado de cuenta, el único que había notado los movimientos de la sacerdotisa fue Pyat, quien estaba intentando reprimir su sonrisa, mientras mostraba una mirada de preocupación, como si al mago le importara la vida de Kerse.
Xaro, que no se había percatado de lo que había hecho su compañero, siguió caminando hacia las chicas. Cuando estaba a unos tres metros de Dany y Rhaenys, rodeadas de mucha gente, tensó las riendas y se detuvo. Se llevó la mano derecha al pecho y dijo con cortesía: "Hermosas damas, deben ser las Khaleesis de este grupo de Dothraki, ¿cierto?"
Molegro, estaba enfadado y tenso por todo lo que había sucedido, respondió por Danerys y Rhaenys molesto: "¿Estas son nuestras Khaleesis! ¿Qué es lo que quieres?"
Xaro decidió ignorar al bárbaro y mantuvo su sonrisa y dijo: "Queridas Khaleesis, bienvenidas a mi finca vacacional. Ambas deben estar cansadas, sedientas y hambrientas. Por favor, síganme al palacio preparado para ustedes dos. El agua del pozo es cálida y limpia, lo que te ayudará a limpiar el polvo del camino y a recuperar vuestra belleza. Prepararemos las deliciosas especialidades de Qarth para que las disfruten. ¡Por supuesto, no olviden a vuestros dragones también serán tratados con cariño!"
De hecho, aunque Xaro había dicho esas palabras, ellos también eran viajeros y acababan de llegar y las cosas que traían consigo casi se habían acabado.
Pero antes que las chicas pudieran responder Kerse había atacado al hombre calvo que no veía la situación con claridad y trataba a Kerse como si él no fuera nadie. Justo Cuando estaba a punto de estrangular su cuello, una figura negra saltó del suelo y a punto con al corazón de Kerse con su espada corta.
La sombra había tomado por sorpresa a Kerse y no le dio tiempo de defenderse ni esquiva.
"¡Ah!"
En el momento en que su vida corría peligro, unos rayos brotaron de la dirección de los pies de Daenerys, seguida de un agudo grito del lejano.
Tras haber sobrevivido a su primera crisis de vida o muerte que había tenido en esta vida, Kerse no se relajó y se retiró rápidamente de un salto a una distancia de 3 metros. Al observar de cerca a la sombra negra que se retorcía de dolor en el suelo, lanzo una mirada de agradecimiento al pequeño dragón de tres cabeza.