La caída de Steve Haines no fue solo un titular; fue un terremoto en el submundo de Los Santos y en la vida de Michael. La amenaza del FIB, antes una sombra controlable, se había convertido en una bestia hambrienta. La estrategia de Michael ahora era la invisibilidad.
Michael instruyó a Lester para que no solo borrara cualquier rastro de su conexión con Haines, sino que también creara un velo digital alrededor de Michael, Franklin y, en la medida de lo posible, Trevor. Lester, en su elemento, se dedicó a manipular bases de datos, desviar seguimientos y crear falsos positivos para la investigación del FIB. Cualquier mención de Michael o de sus asociados en los archivos de Haines sería purgada o sembrada con desinformación.
"Van a estar buscando 'activos' de Haines, Michael", explicó Lester, sus ojos pegados a múltiples pantallas. "Mi trabajo es asegurarme de que, si buscan el nombre de 'Michael De Santa', encuentren al inversor tecnológico legítimo, al padre de familia, al tipo aburrido que está muy lejos de cualquier cosa que Haines haya tocado."
Mientras Lester trabajaba en el frente digital, Michael se centró en el mundo real. Trevor Philips Industries entró en un período de "contracción" estratégica. Los envíos de drogas y armas se detuvieron por completo. El almacén de los muelles redujo su actividad a solo un par de transportes legítimos de bajo perfil por semana. Los empleados "legales" de Trevor se quedaron, sus salarios asegurados por Michael, manteniendo la fachada.
Trevor, por supuesto, se quejó amargamente. "¡Me estás aburriendo hasta la muerte, Michael! ¡Mi negocio se está oxidando! ¿Cuánto tiempo vamos a jugar a esto del 'transportista aburrido'?"
"Hasta que la tormenta pase, Trevor", respondió Michael con firmeza. "Y esto no es un juego. Cada movimiento, cada envío, cada explosión ahora será examinada con lupa. Si quieres mantener la empresa y tu libertad, tienes que ser un fantasma. La paciencia es poder."
Para mantener a Trevor ocupado y, más importante, bajo su vigilancia, Michael lo involucró en tareas mundanas, casi domésticas, en la mansión. Lo hizo supervisar a los jardineros, "ayudar" con el mantenimiento de la piscina (lo que a menudo resultaba en más destrozos), y lo puso a cargo de la "seguridad perimetral" de la propiedad, un puesto que Trevor se tomó con una seriedad casi cómica, patrullando con una linterna y un soplador de hojas. Era ridículo, pero lo mantenía ocupado y fuera de problemas mayores.
ByteWare Solutions, por el contrario, se convirtió en el centro de la atención de Michael. Desvió gran parte del dinero "lavado" a inversiones legítimas en la empresa, inflando su capital y acelerando su crecimiento. La aplicación fue rediseñada para atraer a un público más amplio, y Michael incluso invirtió en una pequeña campaña publicitaria local, presentándose como un empresario visionario y un inversor tecnológico, un ciudadano modelo. Si el FIB buscaba a "Michael De Santa", querían que encontraran a este hombre, no al exladrón.
Franklin se convirtió en el enlace de Michael con el submundo, pero con una directriz clara: solo escuchar, no actuar. Su trabajo era recopilar información sobre cualquier movimiento inusual, cualquier interrogatorio del FIB, cualquier rumor sobre la investigación de Haines. La discreción de Franklin y su capacidad para mezclarse en las calles lo hacían invaluable.
"He oído que el FIB está haciendo muchas preguntas sobre 'el gran hombre de los contactos'", informó Franklin un día. "Pero nadie nombra a nadie. Están muy asustados."
La familia también fue clave en la estrategia de invisibilidad. Michael redobló sus esfuerzos para ser el padre y esposo presente. Pasaba más tiempo con Amanda, escuchando sus preocupaciones. Ayudaba a Tracey con sus audiciones y a Jimmy con sus estudios. La imagen de una familia unida y "normal" era su mejor escudo. Era agotador, una actuación constante, pero la recompensa era el silencio del FIB.
Las semanas se convirtieron en meses. La intensidad de la investigación de Haines disminuyó lentamente. Otros peces más grandes emergieron, desviando la atención federal. Michael había logrado su objetivo: se había vuelto un fantasma. La "muerte" de Michael Townley había sido un mito; la "desaparición" de Michael De Santa como criminal era una realidad.
Una noche, Michael se sentó en su oficina, revisando los balances de ByteWare. Los números eran impresionantes. La empresa estaba creciendo, era rentable, y estaba totalmente limpia. Miró por la ventana, hacia su familia en el jardín, riendo con Trevor, quien, sorprendentemente, parecía estar enseñando a Jimmy a lanzar un frisbee con una energía inusual.
La vida era un equilibrio precario. El Michael del pasado había reescrito su futuro, no para escapar, sino para construir. Había domesticado al caos, había contenido al demonio interior (y al exterior), y había encontrado una nueva forma de ser él mismo, sin el miedo constante a la exposición. El casino seguía siendo un sueño lejano, pero ahora, tenía las herramientas y la paciencia para hacerlo realidad, a su manera.