Cherreads

Chapter 15 - ¡Me llevo todo!

Al oír la voz cerca de su oído, Luo Chuan abre los ojos con lentitud y observa al joven frente a él.

Luce un elegante brocado negro y agita un abanico plegable con aire pretencioso.

Junto a él está el viejo que lo acompaña, quien irradia una fuerza nada despreciable.

—¿Será el joven maestro de alguna gran potencia? —piensa Luo Chuan, sin mucho interés.

—No está en venta —responde con calma, negando con la cabeza.

—¡Cien cristales espirituales!

Para el joven, esa suma ya es una fortuna. Está convencido de que el mortal frente a él no ha visto tanto dinero ni en sus sueños.

Luo Chuan guarda silencio y frunce el ceño, claro signo de que empieza a perder la paciencia.

—¡Mil cristales espirituales!

El joven insiste, multiplicando la oferta por diez.

Luo Chuan decide ignorarlo. Vuelve a cerrar los ojos, disfrutando del sol como si el otro no existiera.

Al verlo, el joven entrecierra los ojos y una sonrisa desdeñosa asoma en su rostro.

—¿No se supone que esto es una tienda? Entonces, ¿por qué no veo ningún producto?

—Todo está dentro. Ve y mira por ti mismo —responde Luo Chuan sin abrir los ojos—. Ah, y recuerda dejar los cristales espirituales sobre el mostrador después de tomar lo que quieras. Solo se permite uno de cada tipo por persona.

La actitud de Luo Chuan solo lo irrita más.

Lo mira con frialdad, como si estuviera observando un cadáver con fecha de vencimiento.

—Tío Fu, ven conmigo a echar un vistazo.

El anciano asiente con calma y lo sigue al interior.

Tras una rápida inspección, no detecta nada extraño.

—¿Coca-Cola? ¿Tiras picantes? ¿Esto es lo que vendes?

El joven se acerca a los estantes de vidrio con curiosidad.

Al leer la descripción, suelta una carcajada burlona.

—¿Restauración completa de heridas? ¿Mejora en un pequeño nivel? ¿Y encima se puede acumular cinco veces? Vamos, jefe, esto te lo inventaste. ¡Ni los elixires de alto nivel hacen eso!

—Si es verdad o no… lo sabrás al probarlo —dice Luo Chuan con voz tranquila, sin moverse.

El joven entrecierra los ojos, toma un paquete de tiras del estante y se lo entrega al anciano.

—Tío Fu, pruébalo tú.

El viejo es fuerte y no le teme a ningún veneno mundano.

Asiente con tranquilidad, abre el paquete… y un aroma picante y penetrante llena el aire.

—¿Este olor…?

Ambos abren los ojos con sorpresa.

El aroma es demasiado tentador.

Sin pensarlo, el tío Fu saca una tira y se la lleva a la boca.

Entonces, como si una llama se encendiera en su interior, el picor se extiende por toda la boca… pero lejos de ser molesto, le resulta adictivo.

Aunque recuerda bien la orden del joven, no puede evitar terminarse todo el paquete.

—¿¡Huh!?

Pocos segundos después, una oleada de energía espiritual sacude el ambiente.

El anciano abre los ojos de par en par, incapaz de ocultar el asombro.

Para cuando reacciona, Luo Chuan ya se ha levantado y lo observa con expresión tranquila desde la entrada.

El joven contiene el aliento y pregunta sin apartar la vista de su sirviente:

—¿Y bien?

El tío Fu asiente con firmeza.

¡Es real!

El corazón del joven late con fuerza.

Si lleva estas tiras picantes de vuelta a la Mansión Luna Plateada, ¡la fuerza de combate de toda la secta se multiplicará!

—¡Jefe! ¡Me llevo todas las tiras picantes! ¡Y también toda esa Coca-Cola!

Aunque no ha probado la bebida, tras ver las tiras no duda de su eficacia.

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