Después de regresar a su habitación, Bu Lige sigue ajeno a las miradas extrañas que recibió en el camino. Todavía permanece sumido en su propia satisfacción.
Como joven maestro de la Mansión del Marqués Zhennan, su fuerza no es nada despreciable: actualmente se encuentra en el octavo nivel del Reino de la Inspiración Espiritual, ¡a solo un paso del noveno!
Sin embargo, debido a las heridas ocultas en su cuerpo, avanzar había sido imposible hasta ahora.
Tras beber la Coca-Cola, no solo esas heridas se curaron por completo, sino que su energía espiritual volvió a su punto máximo. ¡Está a un paso de romper su límite!
—¡Es hora! ¡Voy a alcanzar el noveno nivel de la Inspiración Espiritual! —declara, con una chispa de emoción en los ojos.
Se sienta con las piernas cruzadas sobre una losa de jade, cierra los ojos y comienza a reunir su energía. Ondas de aura turbulenta fluyen desde su cuerpo.
Al poco tiempo, se escucha un leve crujido. Su cuerpo tiembla y, cuando abre lentamente los ojos, un brillo fugaz cruza por su mirada.
Al sentir cómo su poder se ha multiplicado varias veces, se queda perplejo… y luego estalla en carcajadas.
—¡Ja, ja, ja! ¡Este joven maestro acaba de entrar al Reino de la Creación!
Gracias a su excelente condición, no solo logró el avance esperado, sino que superó directamente el noveno nivel e irrumpió en una nueva etapa.
—¡Bu Lige! ¿Qué demonios estás gritando?
Antes de que pueda seguir celebrando, la puerta se abre de golpe. Una voz dulce como el canto de un ave llena la habitación, y una joven de figura esbelta irrumpe sin aviso.
Lleva un sencillo vestido blanco. Tiene la piel tersa, nariz perfecta y ojos brillantes. Su largo cabello negro cae por la espalda, contrastando con un velo azul agua. Es, sin duda, una belleza deslumbrante.
—¡Shiyi, estás aquí! —dice con una sonrisa radiante.
Es su hermana mayor.
Ella lo observa con una mezcla de resignación y ternura.
—Otra vez estuviste deambulando por la ciudad. ¿Encontraste por fin una forma de curar tus heridas? —pregunta, como de costumbre.
Durante mucho tiempo, Lige ha recorrido la ciudad en busca de un tratamiento. Ya es algo habitual.
Pero esta vez, asiente con confianza.
—La encontré.
—Sí, claro… No te preocupes, Lige. Tarde o temprano… —empieza a decir, casi en automático, pero se detiene de golpe y lo mira con desconcierto—. ¿¡Qué!? ¿¡De verdad la encontraste!?
—¡Por supuesto! —responde entre risas. Luego levanta ligeramente la mano y comienza a reunir energía.
Una esfera de luz suave se forma en su palma y comienza a elevarse lentamente, flotando en el aire con un resplandor sereno.
¡El aura fuera del cuerpo… es una señal inconfundible del Reino de la Creación!
—¿¡La energía salió de tu cuerpo!? ¡¿En serio entraste al Reino de la Creación?! —exclama ella, completamente atónita.
Desde aquel atentado, su cultivo había estado estancado. Ni siquiera el Marqués Zhennan logró curarlo, pese a todos los elixires que buscó por el continente.
Por eso, la sorpresa en su rostro es tan intensa.
—Lige… No me digas que hiciste algo extremo para romper el límite. ¿No dañaste tu base de cultivo, verdad? —pregunta de pronto, seria.
—¿Crees que soy tan irresponsable? —responde él, frustrado, mientras dispersa la esfera de energía.
Ella asiente con calma.
Bu Lige: …
—¡¿En serio eres mi hermana?! —protesta, casi al borde de la desesperación.