Cherreads

Chapter 20 - Capítulo 20

Las gaviotas invadían la playa de Argos, llegando incluso a reposar en los hombros de los colosos quienes tenían su cintura invadida por el agua debido a que fueron la primera línea de defensa por el mar y dentro del agua a las bestias míticas como escilas y carcinos como otra línea de defensa.

En la superficie numerosos muelles hechos de mármol blanco, tejas rojas, grúas de madera, pilares hermosos, puestos de pescado o incluso de recuerdos invadían los muelles, pero estos estaban siendo ocupados completamente por soldados, marineros e incluso había enanos ayudando.

Rexes de vez en cuando asustaba a las gaviotas gruñendo profundamente, al lado de él estaba su jinete y amigo, el rey de Grecia quien miraba todo a lo lejos, el Argos, el trirreme héroe iba a ser ocupado por su guardia personal que son Hércules, Belerofonte, Aquiles y Circe y por el sequito completo de Belegar.

En los otros barcos serán ocupados por su propio sequito como los mirmidones, gastrafitas con wínchester y su ballesta repetidora imbuida en magia y no menos importante los hetairoi a pegaso y leones de nemea. Ajustando un poco su vista, vio como su carruaje fue subido por un ciclope sin dificultad.

Este era muy extravagante tanto en forma como recursos, era un templo en miniatura, de unos cuatro metros de largo, tres de alto y un metro veinte por arriba del suelo, en las cuatro esquinas había cuatro columnas del estilo corintio pintadas de azul y su capitel era dorado. La cubierta de tejas era azulada, antefijas de la cumbrera del mismo color.

Las acroteras eran dos leones de color dorado rugiendo mientras estaba sobre sus cuatro patas, el tímpano mostraba la vida de Arkon de príncipe, de enfermo, en el medio siendo tocado por Víctor Securis y los que le sigue eran su poderío y renacimiento de Grecia. En el frente de este templo móvil, había una estatua de su dios levantando una antorcha en vez de una espada y escudo.

El conductor del carruaje tenia a dos leones de nemea de oro rugiendo en sus costados. En los cuatro lados del templo tenia una pared de al menos unos ochenta centímetros de madera robusta y arriba de estas enormes cortinas azules con el estampado de un león rugiendo sobre sus dos patas de color dorado.

Por dentro el piso estaba hecha puramente de mármol e incluso las mesas y en la "sala de estar" había un mapa detallado de Grecia y sus ciudades con su respectivos relieves y zonas de climas. Y en el techo por dentro, contaba la historia de como Víctor Securis obtenía sus poderes y como se volvió el campeón de los dioses y velaba al rey de Grecia en cada momento.

Ahora Arkon se fue a sus aposentos en Argos y ahí estaba su armadura la cual fue reparada por los herreros de Grecia, se puso la cota de malla, las placas de la zona estomacal, abdominal y pectoral, la zona de su cuello fue más de lo mismo, se colocó la falda de acero y ajustando su cinturón de acero con hebilla de león rugiendo, se puso las grebas y ajustó las correas, las rodilleras con forma de león, las botas de acero, se puso las placas de las zonas del brazo, los guanteletes y por ultimo las hombreras.

Hizo movimientos en cada parte de su cuerpo por si tenia que ajustar o desajustar su equipamiento, pero no sentía nada raro, entonces al ponerse la hebilla en la zona de la clavícula su pequeño pero alargado manto blanco colgó firmemente y no entorpecía sus movimientos, y mirando su casco espartano con cresta blanca que iba desde la frente hasta la nuca palpó las alargadas laceraciones que tenía, una petición que le hizo a los herreros.

Sin mas preámbulos, se lo colocó y cuando salió vio a algunos civiles poniendo la armadura a Rexes, su silla se ajustó, había una placa protegiendo su cabeza y unas grebas protegiendo sus extremidades delanteras y una pequeña armadura de placas protegiendo su columna, sus extremidades traseras no se le ponían armaduras debido a que hace muchos movimientos irregulares incluso para Arkon para evitar ataques.

Entonces sonó el cuerno de guerra de Argos dando aviso de que todos se preparen para zarpar, Arkon se subió en apenas un movimiento y tirando de las correas se dirigió al puerto.

Los pocos niños curiosos que estaban en el puerto fueron directos a Rexes a acariciarlo quien con gusto los acepto, Arkon por su parte fue hacia Belegar quien estaba a punto de subir al Argos. "espero que no te marees con el barco Belegar." Dijo divertido el rey de Grecia.

"los barcos de los enanos son muy diferentes del resto Arkon, tenemos barcos a vapor que incluso más rápido que este." Comentó Belegar, pero vio como Arkon se reía ligeramente. "¿Cuál es la gracia muchacho?" dijo consternado.

"nunca viajaste en un barco griego ni mucho menos en el argos, incluso los juggernauts son veloces a pesar de tener toneladas de peso." Dijo Arkon mientras subía al argos.

El Argos, el barco hecho del mejor material tanto de sus quillas hasta su vela e incluso los remos eran de por si de mejor calidad que cualquier otro y era al menos cinco veces mas grande que los demás trirremes, llegando a llevar a varios regimientos de minotauros al mismo tiempo y su velocidad no flaquearía ni siquiera un poco, ni hablar del peso.

A lo lejos, a unos kilómetros, se podía ver la guardia del argos. Trirremes pesados y su vela llevaba la bandera de Grecia, un león rugiendo sobre sus dos patas hechos de oro, los pentekonter pesados cambiaron sus martillos de madera por acero e incluso así llegaron a ser más rápido que los barcos de transporte, debido a que sus tripulantes tenían los brazos del ancho de un niño.

Los juggernaut pesados tenían su enorme balista en el frente y al igual que los pentekonter no llevaban vela sino remos, estos dos tenían cabina en comparación que los trirremes pesados, allí se guardaban respuestas, munición, herramientas de reparación, remos e incluso insumos médicos y armas de combate.

"¿Por qué el apuro muchacho? Podías estar disfrutando mas de tus tierras y filósofos." Dijo Belegar mirando el carruaje templo del rey de Grecia. "aunque llegamos con dos días de antelación, debemos de ir antes debido a ciertas circunstancias." Comentó mientras veía a una escila emerger del mar, las cinco cabezas se acercaron a él y comenzaron a acariciarlo.

"¿Cuáles serian estas circunstancias?" preguntó él. "argos fue atacada por una flota de mercenarios de la costa del vampiro, y debido a que el capitán guarda los contratos en su cabina, descubrimos que este ataque fue una prueba de las defensas de Grecia tanto comúnmente como sus defensas mágicas que no las hay, pero el enemigo nunca llegó a descubrirlo." Dijo Arkon mirando a Belegar con el ceño fruncido.

"¿Qué clase de enemigo estamos hablando, Arkon?" dijo con seriedad Belegar. "un enemigo llamado altos elfos, descubrimos que dejaron rastros de su magia en la carta, demasiado sofisticado demasiado bien hecho para que sea humano, además mi hechicera reconocerá el rastro de magia hasta el autor o al menos quienes usan la misma magia." Respondió él.

"estos elfos y sus malditas conspiraciones, sino fuera por el gran rey Thorgrim y su política de formar alianzas, hace mucho que estaríamos peleando contra las orejas largas. Hubo un momento incluso que iríamos por completo a la guerra sino fuera por el emperador Karl Franz, sino fuera mediador todas las tierras serian devastadas por la guerra." Dijo Belegar con veneno.

"pero por lo que entiendo, ustedes los enanos junto con los elfos tienen una baja natalidad debido a su prolongada vida." Comentó Arkon quien sirvió vino a Belegar y durante la charla se unió Aquiles. Quien estaba usando su armadura, pero sin su casco con cresta horizontal de color rojo.

"es por eso que el imperio es como es, debido a su alta fertilidad sean hombres o mujeres pueden crear enormes nombres como el emperador, el patriarca de la magia de las escuelas como Balthasar Gelt, Volkmar el siniestro, el líder del culto del imperio o Elspeth von Draken, la hechicera del saber de la muerte." Dijo Belegar informando a Arkon.

"pero los enanos y elfos tampoco se quedan atrás, nombres poderosos hay en ustedes." Comentó Aquiles quien bebía vino, y los tres sintieron como el Argos comenzó a moverse.

"y ustedes son diferentes, tu nombraste a hombres, mujeres y bestias como gobernantes a tus ciudades, debes tenerlos en alta estima." Habló Belegar.

"sus nombres son conocidos y venerados en Grecia, pero no en el mundo, por eso me traje a los mas fuertes a esta reunión para que nuestra tierra tampoco se queda corto en nombres prestigiosos." Dijo Arkon con seguridad, pero Belegar pregunto de la nada. "y de todos estos nombres, ¿Cuál es el mas fuerte?" y vio a Arkon señalando a Aquiles.

"¿Por qué?" preguntó él. "porque su madre era una diosa, ella en un acto de amor lo sumergió en el rio estigia volviéndolo invulnerable a toda arma mortal y magica." Y al escuchar esto, el rey enano observó con detenimiento al orgulloso Aquiles.

"¿hijo de una diosa?" preguntó consternado. "Grecia era así, los dioses estaban en nosotros y se acostaban con nuestras madres o padres y así nacían hijos semidivinos como Aquiles, hércules, Belerofonte, Polifemo, Hipólita e incluso mi propio pueblo me dice que soy hijo de Víctor Securis debido de como soy bendecido de forma constante." Dijo Arkon impactando a Belegar.

"tu pueblo es muy anómalo, Arkon rey de Grecia." Dijo enfatizando las últimas palabras. "pero como cualquier otro, cayo en desgracia debido al caos." Dijo con veneno en su voz.

Al pronunciar esa palabra, la mesa se volvió oscura, todo pueblo de estas tierras tuvo heridas que aun faltan sanar por culpa del caos y sus muros de defensa son Kislev y gran Cathay, en algún momento estos reinos no tenían nombre sino toda una raza unida pero cuando los hombres lagartos usaron magias mas antiguas que la tierra para desterrar el caos, es cuando todos comenzaron a separarse.

Bebiendo en silencio, los dos hombres y enano veían a la flota navegar de forma tranquila sobre el mar, las escilas de vez en cuando saltaban salpicando agua en el barco o los tripulantes, El Argos avanzaba debido a que los remos eran tirados por minotauros quienes ya se acostumbraron estar en el trirreme gigantesco.

Pronto llegó la noche y la luna alumbraba todo el océano, finalmente dejaron de ver a la ciudad Argos y para cuando sea mediodía vislumbrarán muy a lo lejos las tierras occidentales de los príncipes fronterizos. Sin embargo, el agua se volvió roja y cuando los enanos extrañados por esto, se fijaron a ver, era porque las bestias de Grecia pescaron a múltiples peces gigantes para ellas, al menos no iban a batallar de noche debido a ellas.

El sol hizo acto de presencia y con él trajo noticias, en las torres de guardia del puerto de Verdanos, uno de los cuales hizo debido a los impuestos y el comercio con Grecia con el permiso del emperador, sin embargo, hoy el puerto tuvo que vaciarse completamente pero solo sus calles, los ciudadanos que vivían aquí se les dio la orden de permanecer dentro de sus casas durante el mediodía.

E incluso su príncipe, el que unifico el occidente de los príncipes fronterizo vino personalmente debido a que venia a un invitado del imperio, invitado por el mismísimo emperador Karl Franz, se sabia poco de este invitado más allá de sus bienes que vienen hacia Verdanos, Argelis o Mirmidones.

Ludovico de MonteFerro, al principio un simple mercenario cuando tenia veinte años y con el pasar de los tiempos sus fuerzas aumentaron no solo militar sino en política y comercio, subordinó al resto de los príncipes occidentales con servidumbre o muerte, y a sus treinta años llego a un censo en el consejo de la lanza, uno que existió antes que estas tierras se llamaran príncipes fronterizos.

Los lideres de cada ciudad o tierra se reunían, tanto por política, comercio o amenaza, pero cuando el imperio hizo contacto con ellos llegaron a la misma opinión, confederarse con el emperador de antaño y ahora Ludovico le rinde cuenta personalmente e incluso llegó a hablar y responder por los príncipes fronterizos orientales, que no tenían un buen ver en la magia o la pólvora del imperio.

Ahora incluso sería el primero en guiar a un invitado del imperio por sus tierras y tal vez comerciar de forma completa, e incluso los pocos barcos de Grecia que hacían patrullas eran impresionantes, pero nunca llegó a verlos batallar en el agua o incluso en tierra.

Y ahora con cincuenta años, vio cosas que nunca podría creer si tuviera devuelta veinte años.

"Príncipe, una gran flota viene hacia aquí." Dijo un hombre quien montaba un caballo, vino al galope cuando vio la flota.

"¿Cuál era su vela?" preguntó él con voz gruesa con el ceño fruncido, e incluso si esperaban a un invitado, estas eran las tierras fronterizas de los príncipes donde pelear durante la mañana, mediodía, tarde y noche eran costumbre que incluso se cambiaron los horarios de comer.

"un león dorado con vela azul profunda." Dijo con consternación, debido a que era malgastar mucho tinte en una vela (sin hablar de los otros barcos que tenían lo mismo) y coser un enorme león rugiendo de oro.

"son ellos, ¿Cuántos de ellos?" pero el hombre que vino a informar se le cambio el rostro como tenso. "al menos por la cantidad de barcos, quizás unos miles de hombres y talvez solo en tripulantes e incluso vimos con dificultad a serpientes con múltiples cabezas rodeando al barco principal, el cual es el mas grande que he visto en mi vida." Dijo el hombre.

"ellos parecen mas que simples alfareros o hombres pensantes." Dijo Adalbero Ullmer, el segundo al mano y viejo compañero de Ludovico teniendo casi la misma edad cuando comenzaron la vida del mercenario.

"por lo poco que se de los comerciantes que fueron hacia esas tierras, es que son de todo menos alfareros de profesión, tienen algo llamado belleza del cuerpo, donde casi toda su gente son básicamente músculos con cerebro." Comentó su amigo.

"también tuve un poco de curiosidad por esos jarrones con ilustraciones y por lo que entendí es que, esa es su manera de contar historias de su pueblo, dioses, héroes y demás." Agregó Adalbero.

Pero antes de que pudieran decir algo más, las trompetas de la torre de vigilancia sonaron, significaban que ahora tenían una vista clara del sequito de Grecia y los dos quedaron asombrados, múltiples barcos se veían en el horizonte y como decía el hombre que vino a informar, vieron a un enorme barco y que debido a los hilos de oro había un destello deslumbrante.

Si se concentraban podían notar el león dorado rugiendo en la vela con fondo azul oscuro como el mar.

Habían pasado horas y poco a poco se vieron de forma mas detallada los barcos, alargados barcos y su proa tenia una forma rara como un arco, en sus costados dos ojos pintados de rojo en su alrededor, su pupila blanca y iris negros, arriba de estos vieron docenas y docenas de tripulantes y junto a ellos soldados de armaduras doradas, al igual que sus armas y escudos con bufanda blanca.

Hombres con casco dorado sujetos con correa con forma de olla casi plana, un enorme peto de oro, un cinturón de cuero con hebilla de león rugiendo, una falda blanca y en sus brazos enormes mosquetes y en sus espaldas una enorme ballesta que tenia el tamaño de la parte superior de su cuerpo.

También estaban guerreros que tenían un casco con cresta dorada de metal que iba de su frente hasta la nuca, protectores que protegían sus mejillas hasta el mentón, una enorme armadura de oro que cubría su torso, hombreras de oro el cual colgaban una capa de azul profundo, un cinturón de cuero con hebilla de oro y una falda blanca, portaban de armas una espada de oro y un escudo de oro.

Pero lo que menos esperaban era que también hubiera enanos, que esta vez era una vista familiar, los barbas largas, matadores, draco hierros, rompe hierros, martilladores sin embargo con ellos no traían sus artillerías consigo, algo que notó Ludovico.

Dentro suyo, como algo inconsciente fueron hacia los barcos que venían detrás de estos hombres y enanos y ahí vio algo impactante, enormes leones de oro con mechones azules, su sola melena deslumbrante tenia rastros oscuros algo que solo un griego entendía a la perfección, esto significaba que su estado y fuerza eran inmensos, ya que cuanto mas oscura sea su melena significa que goza de salud y potencia en su físico.

Pronto vio a hermosos pegasos de color blanco puro y en su pelaje vio tatuajes azules que estaban en su cuello, estos eran gordos a la vez con enormes músculos en sus extremidades y ni hablar de sus alargadas alas de plumas blancas. Ludovico sin embargo sintió su vista atraída por el enorme barco, era una copia de esos barcos veleros comunes que no tenían martillos de acero o balistas gigantes, este era fácilmente cinco veces su tamaño.

En medio de su asombro, su caballo como de su guardia personal comenzaron a relinchar de forma descontrolada e incluso a levantarse a dos patas y cuando finalmente se calmaron pudieron ver la causa, un enorme león de oro los miraba fijamente, no con objetivo sino como vigilante, sus penetrantes ojos dorados los miraba sin parpadear, y lo mas destacable de él era su tamaño, superaba con creces a sus congéneres en los otros barcos.

"¿¡ese hombre está acariciando a esa bestia!?" dijo Adalbero con sorpresa, viendo a un hombre con armadura blanca con casco de cresta blanca y aun así la bestia no dejaba de mirarlos entonces el hombre miró hacia donde su bestia, y viendo al sequito, este saludo con firmeza dándose un golpe al pecho con el puño y alzó su brazo con fuerza en su dirección con su palma abierta, pero con sus dedos juntos.

"los curiosos aumentan en numero muchacho." Comentó Belegar quien estaba de pie y veía no solo a soldados del imperio sino también civiles. "¿Qué te ocurre a ti bestia?" preguntó mirando a Rexes quien aún seguía manteniendo la vista al sequito de los príncipes fronterizos de occidente.

"esta nervioso, no reconoce el olor del imperio, pero incluso yo detesto el olor a rancio aquí." Dijo Arkon alejando el olor de su nariz, pero Belegar respondió seriamente. "ese olor a rancio rey de Grecia, es la presencia de la corrupción, vampírica, skaven, o incluso sin atributo, corrompe hasta el aire que respiras o el lugar en donde duermes o donde guardas tu comida."

"debes de tener cuidado Arkon. Tu tierra está libre de esta corrupción por completo e incluso si duermes afuera de tu hogar te darán un abrigo y una almohada, pero aquí en estas tierras te robaran y mataran y quien sabe cuándo recibirá el castigo el criminal." Dijo Belegar mientras señalaba con la cabeza como eran las estructuras.

"en otras palabras, aquellas tierras pobres vendrán a Grecia, pero aquellas con buena economía y seguridad serán prosperas. Grecia no les teme a los refugiados, sino a sus costumbres y rutina y su día a día, incluso los propios niños de Grecia aprehenderán al ladrón y le darán una golpiza." Dijo Arkon entendiendo el punto de Belegar.

"mientras tanto, di que tu tierra es prospera, pero no incorruptible a las masas, incluso si das refugio a las personas del imperio, cuando prueben el sabor de tu pueblo no querrán ir al imperio, no solo tu ayuda bien intencionada se dará vuelta sino incluso te verán como una amenaza llevándote al pueblo de otro territorio al tuyo." Dijo Belegar aconsejando a Arkon.

"y entre los refugiados habrá espías tanto del imperio como de otras facciones y razas." Algo que Belegar asintió mientras veía a los hombres de Arkon descender de los barcos. "pero lo que no saben es que los agentes del caos no pueden ocultarse de los colosos." Pero fue interrumpido por Belegar. "y aquellos que no están afiliados al caos deben ser descubiertos por tus propias fuerzas. Una vez entraron las ratas e incluso llegaron a tus aposentos Arkon, no bajes la guardia incluso si tu lecho es una fortaleza sin dormir."

Al escuchar esto, Arkon solo se quedo callado por que Belegar tenía razón, no sería la última vez que lo vean como una amenaza y un objetivo contra fuerzas que son buenas en el sigilo.

"¿Qué es lo que esperas en esta reunión, rey de Grecia?" pregunto Belegar con seriedad tanto preparándolo como curioso. "tratados comerciales y de paz, e incluso paso militar." Dijo con seguridad Arkon, pero el enano se lo quedo mirando. "los obtendrás con tu poder ¿no es así?" dijo Belegar pensando en el portal del inframundo.

"así es, es demasiado atractivo e incluso mejor que cualquier teletransportación o portal que hagan en este mundo, incluso si estamos a decenas de miles de kilómetros y cortan las rutas, recibirán ayuda en el momento en que lo pidan." Dijo Arkon confiando en esta carta si todo iba a un camino con pocos beneficios.

"también debes descubrir sobre el elfo que atacó Argos." Comentó Belegar, quien Arkon respondiendo dijo. "no creo que solo vaya la facción líder de los altos elfos, sino todas ellas, son ciudades estado independientes, como antiguamente hacia Grecia, pero tenemos algo en común, pusimos las esperanzas en un linaje, pero aun siendo autosuficientes."

"el imperio solo será el emperador, el rey enano Thorgrim el porta agravios, Ungrim puño de hierro va a ir, Grombrindal el enano blanco, Thorek ceja de hierro e incluso Malakai Makaisson, entre los altos elfos irán Erethond de caledor, Valin príncipe de Chrace, Melwin príncipe de la ciudad del crepúsculo, Serra princesa de Cothique, Gilgalion de Ellyrion, Aphazel gobernante de fortaleza del amanecer, Haerrieth princesa de Saphery, Surthara Bel-Kec princesa de Tiranoc, amon de tor elasor, imrik de los caballero de Caledor, Eltharion de Yvresse, Alith Anar de Nagarythe, Alarielle la radiante de Avelorn, Teclis de la orden de los maestros del saber, y tyrion de Eataine.

Zarina katarina de Kislev, el patriarca supremo ni siquiera sale de Kislev y Boris Ursun hace mucho que desapareció de estas tierras, se cree que viajo al territorio demoniaco para mermar los ataques hacia Kislev, Miao Ying del norte del Gran Cathay, Zhao Ming de occidente y Yuan Bo de la corte de jade, rey Louen Leoncoeur de Couronne de bretonnia, Alberic de Bordeleaux de los errantes de Bordeleaux y Repanse de Lyonesse de los caballeros de Lyonesse." Dijo Belegar nombrando a todos los que iban a participar.

"elfos silvanos no están, al igual que los hombres lagartos." Comentó Arkon quien vio como el Argos se acercaba lentamente al muelle el cual tuvo que ser despejado y usar el propio puente del argos debido a que el puente del muelle no soportaría el peso del carruaje templo.

"los elfos silvanos ni siquiera quieren tratar con los altos elfos, pero tienen un comercio mínimo con todos, pero a todos les dio el mismo ultimátum, si arrancas la mínima hierba o le sacas un pedazo de corteza a un árbol, irán a por ti. Mientras tanto solo te observaran de lejos si estas en sus fronteras de su bosque mágico.

Los hombres lagartos no quieren saber nada de nadie, pero mantienen un comercio activo con el resto de facciones en comparación de los elfos silvanos, pero habrá pocas cosas que le llamen la atención, lo único que piden es comida o telas para adornar sus hogares secretos por lo que se." Dijo Belegar dando un consejo de que podría comerciar con estas facciones.

Su conversación se detuvo cuando finalmente fue su turno de bajar, y en el muelle de madera fortificado estaban el sequito de hombres que los miraban de lejos pero no solo ellos, sino que los civiles salieron de sus casas desobedeciendo la orden de su príncipe, hombres, mujeres, pero había muy pocos niños y ancianos debido a la mortalidad vieja e infantil.

Los martilladores y los mirmidones bajaron primero por seguridad a sus reyes, los primeros debido a su experiencia anduvieron en sincronía debido a tantas batallas juntos y los segundos por su entrenamiento extenuante y estricto parecían que estuvieran conectados que incluso respiraban al mismo tiempo.

Lo único es que se diferenciaban de estos dos grupos de guerreros de elite eran en su color de ojos, marrones, negros, verdes, celestes e incluso heterocromáticos, y Ludovico de MonteFerro vio al rey de Grecia, que en la carta especifico su vestimenta de armadura con detalles blancos y el propio rey del clan Angrund, Belegar martillo de hierro.

Y detrás de ellos bajo un león de oro que tenia dos metros a la cruz, una enorme melena dorada oscura, ojos dorados brillantes y una feroz mirada penetrante que parecía que no tuviera parpados.

"saludos rey de Grecia, soy Ludovico de MonteFerro, príncipe de los príncipes fronterizos de occidente." Dijo Ludovico haciendo un gesto de saludo al rey que tenia enfrente, su rostro estaba oculto bajo su casco, pero noto que sus ojos marrones lo miraban fijamente sin emociones.

"saludos Ludovico de MonteFerro, soy Arkon, rey de Grecia, y vengo en nombre de mi pueblo en actitud de paz y de comercio." Dijo Arkon golpeándose el pecho mientras asentía con la cabeza, poco después se subió a Rexes haciendo que todos tuvieran que levantar la cabeza casi por completo.

"por mis tierras le prometo que su viaje a los Vaults será seguro y sin distracción, rey de Grecia. Si tiene alguna duda puede decirla en el camino ¿o tiene algún asunto que atender aquí?" dijo directamente Ludovico.

"avancemos mientras podamos, y tengo algunos asuntos que atender con usted Ludovico, pero mejor vayamos a las afueras de este muelle así hablamos con comodidad dentro de mi carruaje." Dijo Arkon mientras pateaba los costados de Rexes quien este avanzo junto con Belegar caminando y Ludovico en su caballo.

La vista de los civiles se detuvo en Rexes, una bestia majestuosa para poco después desviarse al sequito de enanos y hombres de oro, pero de la nada el mugir de toros se hizo sonar, vieron a ochos minotauros que al verlos todos se atemorizaron que inclusive se asustaron los soldados haciendo que desenvainen sur armas y desenfunden sus pistolas, los mirmidones al ver esto al unisonó sacaron sus espadas mientras hacían una formación de escudos protegiendo a los minotauros.

Estos mugían con fuerza debido a la fuerza que hacían para levantar el carruaje templo.

"dales paso Ludovico, estos minotauros no son lo que conoces, ellos son totalmente diferentes de los hombres bestias, pero habrá consecuencias si ellos son atacados." Dijo Arkon con seriedad mirando de forma fija al príncipe de occidente, el quedó pensando y dudando debido a la piel negra de estos, con torsos y brazos humanos con armaduras doradas.

"¿puede darme su palabra de que no nos atacaran?" preguntó con el ceño fruncido y con voz seria, entonces el rey de Grecia asintió de forma profunda. Ludovico inhalo y exhalo profundamente y dio la orden de que bajen las armas, poco después los minotauros dejaron el carruaje en tierra firme.

Arkon guio a Rexes entre las varas del carruaje, varios hombres comenzaron a poner las corras a Rexes quien era el único que podía solo en tirar el carruaje templo debido a su peso, le pusieron la collera de hermosos grabados, en el horcate le colocaron los tiros en las varas, le pusieron la barriguera junto con la zufra y el sejador, le ajustaron las bridas en especial los ramales y la retranca.

El conductor tiró las riendas haciendo que Rexes se menee ajustándose y acomodando las correas que tenia en su cuerpo, entonces el hetairoi hizo un azote con las riendas y como si no pesara nada, el león pudo moverlo sin ninguna novedad evidente, el felino gigante avanzo a paso lento mientras que los mirmidones miraban con cuidado cada movimiento del carruaje, al no notar nada estos bajaron las escaleras invitando a los tres lideres a subir.

Los tres quedaron maravillados que incluso la escalera para subir era de metal grabado con las formas del silfio, ambrosia y claveles. Al subir, vieron que el piso era de mármol que incluso podían verse reflejados en él, a su lado derecho estaba el asiento del conductor que tenia la forma de los carruajes de carreras de los hipódromos, en lado derecho e izquierdo dos leones de oro rugiendo sobre sus cuatro patas.

A su izquierda, la entrada del templo andante, una puerta de arco de mármol con puertas con relieve de guerreros con una capa de hierro, en las esquinas de cada lado del templo tenían pilares al estilo de corintios bañados en oro, las cortinas azules con leones de oro rugiendo sobre sus dos patas deslumbraban con el sol.

Arkon al empujar las puertas de hierro por si mismo notó que ni siquiera tenia que hacer mucha fuerza, lo primero que vieron era una sala con asientos klismos de hierro grabado, mesas de mármol finamente hechos pero lo asombroso de la sala era el suelo, un mapa detallado de Grecia, desde las tierras baldías hasta las tierras de la muerte.

Y detrás de esta sala, están los aposentos solitarios o lechos para acostarse si es que hay mas invitados importantes en el templo, y sin esperar orden el carruaje templo comenzó a avanzar y debido al esfuerzo extenuante de herreros, ingenieros, artesanos y grabadores permitieron que ni siquiera sintieran el desnivel del camino sea de pavimento o de tierra.

Dentro de unos de los muebles de madera de hermoso tallado, había varias jarras de vino selladas, de ahí saco copas de hierro grabado con leones y cachorros, Arkon lo puso sobre la mesa y sacándose el casco de guerra, dejó que Ludovico viera su aspecto. Este se sorprendió mucho cuando la apariencia del rey de Grecia, pelo castaño corto, piel blanca, ojos marrones claro, pero notó que no era un novato o un rey ingenuo.

Conocía muy bien las zonas en donde estaba su territorio y el porque estaba Belegar junto a él, hace semanas había un rumor fuerte de que el clan Angrund recuperó finalmente su hogar ancestral con la ayuda de otra facción, ahora descubrió quien era, esas tierras estaban infestadas de pieles verdes y skavens por lo que sabia.

"mi señor Arkon, ¿Cuál son sus órdenes?" dijo el hetairoi conductor, y este miró a Ludovico. "vayamos primero a Verdanos, tengo el ejercito que te protegerá dentro de mis tierras hasta que lleguemos a las fronteras de los Vaults, ahí según tengo entendido hay un ejercito enano de su clan Angrund, señor Belegar." Respondió el príncipe.

Arkon miro al hetairoi y asintió, este hizo un gesto militar y con el rugido de Rexes, todo el sequito greco y enano comenzaron a moverse al unisonó, los regimientos de leones de nemea y de pegasos flanqueaban los costados de la línea, alrededor de las dos de la tarde, el ejercito griego sonaron las trompetas de guerra, sonidos profundos que hicieron resonar el pecho de los oyentes haciendo que el enemigo sienta la presencia griega, terrorífica, atemorizante y peligrosa.

Enanos y griegos vieron la ciudad de Verdanos, a pesar de ser tierras confederadas del imperio obtuvieron no solo la ventaja de ser tierras protegidas contra pieles verdes sino de hombres bestias haciendo así que desviaron recursos no solo para aumentar la calidad de sus armas sino de defensas y calidad de vida.

Sus viejos muros de piedra gastada fueron reemplazados con nuevas haciéndolas brillantes con el sol, incluso las estructuras de su interior sean mercados, bares, casas, bibliotecas, todo fue hecho con materiales de calidad, no solo eso, sino que también reemplazaron sus antiguas herramientas agrícolas por nuevas, sean de sus aliados enanos o del propio imperio.

En las afueras de esta ciudad, un gran ejercito hacia su presencia, pero lo que mas destacaba de los príncipes fronterizos eran sus caballos, algunos príncipes provenían de bretonnia e incluso se convirtieron en grandes guerreros a caballo o en pie debido a la constante lucha en las tierras fronterizas, lo cual transmitieron no solo su conocimiento a sus descendientes sino a sus ejércitos como medida de supervivencia.

Y después de generaciones, ser un jinete en las tierras fronterizas era un signo de honor y de fuerza, y estos enfrente del sequito de Arkon y Belegar no quedaron impresionados por sus leones o pegasos, sino que los miraban fijamente por su príncipe necesitaba ser rescatados, e incluso sus caballos no quitaron su vista de las bestias, pero cuando se fijaron en Rexes se pusieron un poco nerviosos, él era la representación del peligro y grandeza en forma de león.

El ejército de Ludovico había caballeros de las tierras fronterizas, guerreros con espadas y escudos, lanzas, alabardas e incluso armas de fuego a pie y en caballo, e incluso había un regimiento de enanos piratas con ellos como mercenarios y lo mas impactante entre ellos, había elfos sosteniendo arcos largos.

"¿Qué te sucede?" preguntó un enano mercenario a un arquero elfo, sus dos regimientos estaban detrás de la línea de infantería, él le hablo debido a como reaccionó a leones gigantes de oro y en especial el que llevaba el carruaje templo.

"hace mucho abandone mi hogar, pero siempre he quedado impresionado por las historias de mi madre cuando hablaba de Chrace, dijo que una vez vio a un león de Chrace, de enorme tamaño y de hermosas trenzas bajo su barbilla, eran elegantes pero feroces." Dijo el elfo, pero el enano aun quedó consternado.

"eso no responde mi pregunta." Dijo enojado mirándolo fijo, pero este le devolvió la mirada." Yo tuve la oportunidad de ver un león de Chrace, pero estos, mi amigo ellos son completamente salvajes, feroces y estos no pareces adultos jóvenes, parecen ancianos experimentados que volvieron a su viejo oficio, pero ahora con mas disciplina y un jinete que iguala su fuerza." Dijo el elfo quien miraba a los jinetes griegos.

Entonces el sequito de Ludovico sintieron un golpe en el pecho cuando escucharon y vieron las enormes trompetas de hierro, un sonido atronador y amenazante haciendo que sus ojos se desvíen hacia el sonido, un efecto que se esperaba cuando se fabricaron en Rodas.

Del sequito griego y enano salió un caballo que galopaba con velocidad al ejercito Verdanos, y él era el segundo al mando de Ludovico, Adalbero, agarró la trompeta y el ejercito o el de uno de los tantos que tenia para proteger su reinado, escoltaron a los griegos y enanos a las fronteras del este, para el paso de las montañas de los Vaults.

Durante el avance, Arkon fue el primero en romper el hielo hablando sobre la historia de Grecia, su apogeo, su cultura y demás, Belegar fue mas de lo mismo y Ludovico tampoco se quedo callado, los dos hombres y enanos hablaron durante todo el camino mientras bebían vino de Grecia.

"supongo que el emperador ya hablo sobre confederar sus tierras mi señor Arkon, pero todo el imperio se enteró que declino de forma rotunda e incluso le dio una carta a su majestad sobre un tratado comercial, aunque acepto fue de forma superficial, si fuera uno completo usted tendría mucho mas dinero del que podría gastar.

Pero incluso vendiendo especias, pescado, cerámicas, telas, joyas, estatuillas y grabados aumento el flujo del dinero de aquí, por suerte incluso su tierra utiliza la moneda mundial del continente, solo le digo que somos tierras confederadas tenemos algo de autonomía, mientras que sus bienes no sean un peligro al imperio se puede comerciar todo lo que tenga en su poder, soldados, bestias, caballos, barcos e incluso armas." Dijo Ludovico bebiendo mientras miraba a los ojos a Arkon.

"yo me uno al príncipe, señor Arkon, el clan Angrund y Grecia ya son grandes aliados, es hora de aumentar el nivel de nuestra amistad, incluso si pides soldados o incluso civiles enanos, siempre que estén de acuerdo, pueden vivir bajo tu protección, pero espero que el trato sea reciproco." Dijo Belegar limpiándose la barba del vino que cayó sobre ella.

"primero dejame hablar con tu emperador, estas siguen siendo su tierra por más que tengas autonomía, debo tener en cuenta su opinión de que puedo comerciar y como ya sabrás, mi pueblo pinta los jarrones con las historias de nuestro pueblo y dioses, no quiero perder un gran socio comercial debido a que puedo influir en su culto a Sigmar.

En cuanto a los caballos se puede hablar, pero dependiendo de cuales sean, tenemos caballos igual de veloces que los pegasos, caballos de soportar la carga de una caballería pesada, caballos que fueron entrenados para pelear contra sus congéneres o los mas fuertes de nuestros caballos, los caballos tracios o los pegasos de Grecia.

Nuestras armas inherentemente están imbuidas en magia al igual que nuestras armaduras, capaces de hacer daños contra espectros o seres mágicos que no pueden golpear con armas comunes." Dijo Arkon lanzando sus palabras al aire tanto para Ludovico como para Belegar, haciendo que ellos mismos suelten estas palabras para abrir puertas de comercio.

 "¿no es prudente guardar esas cartas en el momento de hablar con el emperador?" comentó Ludovico a Arkon, pero este respondió. "¿acaso se atreverían a robarme? Si digo esto es porque tuve en cuenta las consecuencias, pero no seré yo quien las busque, sino que ellos sentirán cada momento el castigo de entrar a mis tierras." Dijo con seriedad.

Pronto llego la noche y se armó un gran campamento, numerosas hogueras se encendieron y arriba de estas se comenzó a cocinar guisos y pedazos de carnes que fueron cazados por los hombres de Ludovico, sin embargo, el primer turno fue hecho por los hombres de Arkon que hacían patrullas dentro del campamento y fuera de este, tanto en tierra como en cielo, pero al estar cerca de las montañas no se percataron de ciertas presencias.

A lo lejos, en las montañas en la boca de una cueva una presencia observaba todo con absoluta perfección a pesar de que estaba de noche y a tanta distancia, ella era una vampiresa, ojos carmesíes brillante, ropa de noble oscura con un hermoso trenzado de su cabello blanco como la leche, su piel pálida se veía mejor debido al brillo de luna que estaba a punto ser tapada por nubes blancas.

Con ella traía una espada quien la acompaño durante tanto tiempo, pero esta se desenvainó con velocidad apuntando a su espalda solo para ver a un simple nigromante que recluto como uno de sus tantos informantes que tenia en el imperio debido a que ellos podían ocultarse a simple vista de los cultitas de Sigmar.

"Otwin." Pronuncio ella con hermosa voz, pero mortal para al nigromante que este se arrodillo a modo de saludo. "mi señora Olesya, ya notó la presencia de los invitados del imperio." Dijo él viendo al campamento grande con docenas de columnas de humo a la vez aliviado de que su señora bajo su espada.

"supongo que esos soldados dorados y sus leones son la tan rumoreada Grecia." Comentó ella con seriedad mirando a los leones de oro quienes peleando entre si derribaron un árbol con simpleza y siguieron mostrando sus garras y colmillos.

"no solo eso, su rey Arkon, esta con ellos y según dicen el muelle de Verdanos y comerciantes que vinieron de Argos, su tierra con acceso al mar, tienen al rey de esos leones de oro, que tiene el doble del tamaño que los otros y solo el rey se atreve acariciarlo o alimentarlo por si mismo, e escuchado que incluso tienen una gran relación entre sí." Dijo informando a su señora la información importante.

Pero antes de que pudieran seguir hablando sintieron algo verlos con intenciones peligrosas y cuando Olesya vio quien era, era del propio león del que hablaban, ella vio como sus ojos dorados se fijaron en ella ignorando a los hombres que le trajeron varios cuerpos de ciervos crudos.

"es hora de irnos, antes de que el león alerte al rey." Dijo ella y una neblina negra la envolvió y de ella salió un murciélago gigante de ojos rojos mientras que el nigromante desapareció entre las sombras.

Rexes al ver las amenazas alejarse, volvió su mirada a su cena la cual devoró.

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