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Chapter 8 - Capítulo 8: El Reino de la Rosa Invertida

El amanecer nunca llegó.

Caelum descendía con lentitud, como si el tiempo mismo se curvara a su alrededor. Las hojas se congelaban en el aire, los ecos se ahogaban, y hasta el sistema parecía dudar. Dominic sentía cómo su alma vibraba. Lo conocía... no como enemigo, sino como alguien que alguna vez significó todo.

—¿Por qué? —preguntó Dominic, apretando los puños—. Fuiste mi hermano. Éramos uno contra los cielos.

Caelum retiró la máscara. Su rostro era idéntico al de Dominic, salvo por una grieta mágica que cruzaba su frente como una maldición.

—Porque tú elegiste la libertad, Dominic. Elegiste amar... Yo elegí obedecer. El Sistema Original me recompensó por mi lealtad.

Sin previo aviso, Caelum cruzó el aire en un destello oscuro. Seraphyne bloqueó con su lanza, pero la fuerza del impacto la arrojó contra una columna de obsidiana. Evelyn reaccionó con un rugido elemental, desatando una llamarada carmesí, que Caelum cortó en dos con su espada doble.

Dominic se interpuso, activando el Modo Carmesí Ascendido, y sus ojos se cubrieron de un halo dorado. Chocaron con tal fuerza que el valle se partió, revelando una grieta profunda en la tierra.

[Dominic – Nivel 17][Caelum – Nivel ? / Estado: Vinculado al Núcleo del Sistema Original]

[Condición: Derrota imposible en esta etapa. Recomendada retirada.]

—¡Maldito sistema...! —gruñó Dominic, bloqueando otro ataque—. ¡No me obligarás a huir otra vez!

Pero una sombra púrpura cayó del cielo y abrió un portal cristalino en el suelo.

—¡Ahora! —gritó Aria, saliendo del vórtice—. ¡Este plano no nos favorecerá más tiempo!

Evelyn, aún herida, tomó a Seraphyne en brazos. Dominic, sangrando pero consciente, clavó su espada al suelo e invocó todo su poder en una onda que paralizó a Caelum por dos segundos.

Suficiente para saltar.

Y desaparecer.

Aterrizaron entre un mar de pétalos sangrientos.

El aire era dulce, cargado de perfumes que confundían los sentidos. Un bosque rosa oscuro se alzaba como un espejismo. Torres de cristal flotaban sobre raíces que latían como corazones vivos.

—¿Dónde... ¿Estamos? —jadeó Evelyn.

Aria extendió las manos, absorbiendo datos mágicos.

—El Reino de la Rosa Invertida. Un dominio femenino prohibido por el sistema, aislado del flujo principal. Aquí, las leyes se doblan. Aquí, las consortes pueden crecer más rápido... pero también, pueden perderse.

Un murmullo entre los árboles interrumpió su conversación. De la maleza emergió una joven de piel dorada, cabello largo rosado trenzado con espinas y un vestido rojo que se adhería a su piel como seda viva. Tenía una corona fracturada sobre la cabeza y alas translúcidas como pétalos húmedos.

—Un hombre en el jardín prohibido… qué delicia —dijo con una sonrisa pícara—. Mi nombre es Lysara, princesa caída de este reino marchito.

Dominic dio un paso adelante, instintivamente protector. Lysara se acercó sin miedo y deslizó sus dedos por el pecho de él, sin romper contacto visual.

—¿Eres el portador del núcleo Carmesí? Puedo sentirlo… palpita como una flor a punto de estallar.

[Nueva consorte potencial detectada: Lysara, Princesa Marchita del Jardín Eterno][Tipo: Emoción latente / Naturaleza: Erótica y mágica / Afinidad: Control del deseo y la vida][Compatibilidad: Alta – peligro emocional elevado]

Evelyn frunció el ceño. Seraphyne aún se recuperaba. Aria, sin embargo, observó con atención... como si ya supiera lo que venía.

Lysara tomó la mano de Dominic y lo condujo a un altar floral, cubierto de raíces vivas y pétalos calientes como la piel. Lo empujó suavemente hacia atrás, y se arrodilló ante él.

—Si me deseas, si realmente quieres proteger a las tuyas… deberás plantar tu semilla en mí. No es solo sexo, es el pacto carnal del Jardín Invertido. Una vez dentro… ya no podrás sacarme de tu alma.

Dominic tragó saliva. Miró a Evelyn, quien le asintió lentamente. A Seraphyne, que lo observaba con ojos cargados de deseo y temor. Y a Aria, quien simplemente dijo:

—Hazlo. Y prepárate para lo que recordarás después.

El ritual fue embriagador. Lysara lo envolvió entre piernas suaves y fragancias alucinantes. Cada movimiento era música antigua. El orgasmo fue un estallido de luz que cruzó el bosque entero, despertando árboles, abriendo flores, y quebrando un sello oculto bajo tierra.

[¡Vínculo sellado: Lysara, Rosa Marchita!][Dominic: Nivel 19][Habilidad obtenida: Flor Carmesí – Trance de inmortalidad temporal][Advertencia: Recuerdos del pasado activados.]

El mundo tembló.

Dominic cayó de rodillas, las manos en la cabeza, gritando. Imágenes estallaban en su mente: una batalla en los cielos contra los Constructores del Primer Código. Una joven de cabello dorado gritando su nombre mientras caía. Y Caelum, de rodillas, llorando… antes de asesinarla con su propia mano.

Y luego, su propia muerte… en brazos de alguien que amaba más que a nadie. ¿Quién era ella?

Su corazón latía como un tambor de guerra. Sus ojos brillaban.

El verdadero pasado de Dominic no era de este mundo. Su propósito… apenas comenzaba.

Y Caelum, el hermano caído, no era su peor enemigo.

El verdadero enemigo… era él mismo.

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