Cherreads

Chapter 8 - Capítulo 8: Cruzar la Línea

*SOFÍA*

El aire estaba fresco, pero el peso de lo que acababa de suceder seguía pesando sobre nosotras, casi como una niebla densa que no podíamos sacudir. Caminábamos por la calle, las bolsas en nuestras manos, sin mucho que decir, cada una sumida en sus propios pensamientos. El día estaba soleado, pero para mí, al menos, todo parecía estar en sombras. ¿Qué habíamos hecho? ¿Qué habíamos pensado realmente que iba a suceder?

De repente, Valeria rompió el silencio, su voz suave pero con una claridad que no podía ignorarse.

"Daniel tiene razón en algo," dijo, con una mirada distante. "¿Qué hubiéramos hecho si alguna de nosotras hubiera dormido con él anoche? Es algo que planeamos, pero nunca pensamos en lo que habría pasado si realmente lo hubiéramos llevado a cabo."

Laura caminaba al lado de Valeria, asintiendo lentamente. "Es cierto, nunca nos planteamos cómo lo tomariamos. Siempre nos mostramos como un grupo unido, pero anoche, todo cambió. No pensamos que las cosas pudieran descontrolarse tan rápido."

Mariana, que había estado caminando en silencio, se detuvo por un momento y miró hacia el horizonte. "Sí, Daniel nos preguntó qué pensábamos que iba a pasar. ¿Creímos que lo íbamos a compartir de alguna manera? ¿Que él estaría con una y luego pasaría a la siguiente, como si fuera una especie de... ciclo? No lo sé, en realidad nunca nos lo planteamos de esa forma."

Era cierto. Habíamos estado tan concentradas en lo que queríamos hacer en ese momento, tan envueltas en nuestros propios deseos, que nunca nos paramos a pensar en las consecuencias. Nunca discutimos qué haríamos si realmente llegábamos a estar con él, si lo compartíamos o si nos quedábamos con él por más tiempo. No nos cuestionamos cómo el resto de nosotras lo tomaría. Era como si estuviéramos tan atrapadas en nuestra propia emoción que olvidamos que esto no era solo un juego de una noche.

Lo peor de todo, pensé, era que Daniel ya sabía todo esto. Sabía de nuestros sentimientos hacia él, y sin embargo, había intentado no darnos esperanza, sin querer cruzar la línea que separaba la amistad de algo más. De alguna forma, siempre lo supe. Siempre supe que él lo había notado, pero la idea de que él lo sabía tan claramente me hacía sentir aún más vulnerable, como si nos hubiéramos expuesto de la manera más cruel.

Valeria suspiró. "Él tiene razón. No nos detuvimos a pensar si estaba bien o mal. Solo lo hicimos porque queríamos algo de él, pero ahora nos hemos metido en algo mucho más grande. Y él… él está justo en el medio de todo esto, teniendo que procesar no solo lo que pasó, sino lo que somos nosotras para él. ¿Realmente pensábamos que él aceptaría todo esto?"

La pregunta quedó en el aire, flotando entre nosotras. Mariana apretó la bolsa con sus tacones, como si eso fuera a calmar su mente. "No sé. Tal vez pensamos que podíamos controlar nuestros sentimientos y la situación, que todo estaría bien si alguna de nosotras tenía algo con él. Pero ahora… ¿qué? Ya sabemos lo que él siente, o lo que no siente, y eso duele."

Yo observaba a las demás, cada una sumida en su propia reflexión, pero al mismo tiempo, todas compartíamos una carga común. Nos habíamos hecho daño, y no solo a nosotras mismas, sino también a la persona que pensábamos que era nuestro amigo, el que había estado a nuestro lado todo este tiempo. Todo lo que habíamos querido no parecía tan claro como antes. Tal vez pensábamos que al final sería algo sencillo, pero las complicaciones de los sentimientos nos habían dejado atrapadas en algo mucho más complicado de lo que imaginamos.

Finalmente, Laura, que había estado caminando pensativa, levantó la cabeza y nos miró a las tres. "Lo peor es que ya sabemos lo que Daniel piensa, y eso nos hace sentir más pequeñas, más inseguras. Él no quería esto. Nosotros, las cuatro, estábamos en medio de una situación en la que no solo estábamos jugando con nuestros sentimientos, sino con los suyos también. No podemos decir que no sabíamos lo que hacíamos."

Siguió caminando, mirando hacia el frente. "Quizás ahora tenemos que empezar a pensar en cómo remediarlo. No es solo cuestión de borrar lo que pasó anoche, sino de darnos cuenta de lo que realmente somos, de lo que realmente queremos de él."

Sentí un nudo en mi estómago, como si algo que siempre había estado claro para mí, ahora estuviera demasiado nublado para entender. Pero tenía razón. No solo se trataba de lo que había pasado, sino de lo que queríamos hacer con lo que quedaba de nuestra amistad con él.

Caminábamos en silencio, pero esa calma aparente solo escondía las tormentas en nuestras mentes. Todo lo que ocurrió anoche ya era lo suficientemente complicado como para lidiar con ello, pero había algo más que no podíamos ignorar. Anni. El nombre, el maldito emoji de corazón junto a él, y la forma en que Daniel sonrió mientras hablaba con ella… todo eso nos daba vueltas en la cabeza. Era como una espina que ninguna de nosotras podía sacarse.

"¿Quién demonios será esa tal Anni?" preguntó Mariana después de varios minutos. Intentó sonar casual, pero el leve temblor en su voz la delató. "¿Una amiga? ¿Una novia? Porque si es lo segundo… esto se vuelve peor de lo que ya es."

Sentí cómo algo en mi pecho se tensaba, pero fue Valeria quien rompió el silencio. "Con ese emoji de corazón… no creo que sea solo una amiga. ¿Y lo que dijo al teléfono? 'Algo no deseado ocurrió.' ¿Qué significa eso? Le va a contar lo que pasó anoche? ¿O se lo va a ocultar?" Mi voz tenía ese tono neutral que usaba cuando intentaba no mostrar que algo me dolía.

Laura frunció el ceño, apretando los labios como si intentara contener algo. "No sabemos si es su novia, pero si lo es, esto es… grave. No solo por nosotras, sino por él. Dormir con las cuatro…" Se quedó callada por un momento, como si le costara decir lo siguiente. "No creo que haya una manera de justificar eso si está con alguien más."

La amargura me ganó, como siempre, y solté una risa seca que rompió la tensión por unos segundos. "¿Y qué? ¿Ahora tenemos que preocuparnos por una rival?" Dije con un sarcasmo que no pude evitar. Miré hacia adelante, fingiendo que no me importaba, aunque por dentro me estaba carcomiendo. "Aunque, siendo realistas, la competencia ya la perdimos. Si está con esa tal Anni y aún así hizo lo que hizo con nosotras… ¿qué nos dice eso de nosotras? ¿O de él?"

Mariana dejó escapar una pequeña risa, más para aliviar el ambiente que porque realmente estuviera divertida. "Bueno, al menos tienes sentido del humor para lidiar con esto. Aunque…" Su sonrisa se amplió un poco mientras me miraba, y ya sabía lo que venía. "Hablando de risas… ¿recuerdan lo que hiciste, Sofía, cuando Dani terminó la llamada?"

Rodé los ojos al instante, pero era inútil. El recuerdo volvió como un golpe. Apenas Daniel colgó, no pude contenerme y, con la voz más chillona que pude imitar, solté: "Algo no deseado ocurrió… dios, Anni…" Las palabras todavía me hacían gracia, pero también me recordaban la incomodidad que sentí al ver su sonrisa mientras hablaba con ella.

Mariana imitó mi tono exagerado y todas empezaron a reír, aunque esa risa tenía un toque amargo que no podíamos ignorar. Incluso yo terminé riéndome, aunque al mismo tiempo algo en mi pecho me decía que esta no era una situación para tomar a la ligera.

"Bueno, no podía evitarlo," dije finalmente, encogiéndome de hombros. "¿Viste cómo sonrió mientras hablaba con ella? Fue como si se olvidara completamente de nosotras por un momento. Y después de todo lo que pasó anoche…" Mi voz se apagó. No quería terminar la frase, porque sabía lo que significaba.

La risa se desvaneció, y el peso del tema volvió a caer sobre nosotras como una nube oscura. Anni. ¿Quién era? ¿Qué significaba para Daniel? ¿Podría ser la razón por la que él decidió alejarse de nosotras por unos días?

"¿Y si su plan al salir de la ciudad es para verla?" preguntó Valeria, rompiendo el silencio. "Quiero decir, todo encaja. Necesita tiempo para pensar, pero tal vez también quiere ver a esa mujer… aclarar su cabeza con ella, no con nosotras."

Sentí un nudo en el estómago al escucharla. La idea dolía más de lo que quería admitir, no solo porque Daniel pudiera estar con alguien más, sino porque significaba que nos estaba dejando atrás. Que después de lo que pasó, prefería lidiar con ella y no con nosotras.

"¿O qué tal si es al revés?" dijo Laura, mirando al suelo. "¿Y si él piensa en terminar con ella por lo que pasó anoche? Porque, seamos honestas, lo que ocurrió fue… bueno, sería infidelidad. Por cuatro."

Su comentario nos dejó en silencio. Si Anni era su novia, entonces Daniel estaba enfrentando una situación mucho más complicada de lo que imaginábamos. No solo tenía que lidiar con nosotras, sino también con el hecho de que tal vez había traicionado a alguien a quien amaba.

"Pero si termina con ella…" Mariana dejó la frase en el aire, como si no quisiera decirlo en voz alta. Pero todas sabíamos lo que significaba: ¿qué pasaría con nosotras? ¿Tendría alguna esperanza de que algo cambiara entre él y alguna de nosotras?

"No cambia nada," dijo Valeria finalmente, sacudiendo la cabeza. "Anoche pasó porque las cuatro estábamos involucradas. Incluso si termina con Anni, eso no significa que de repente nos va a aceptar como algo más. Él lo dejó claro: jamás quiso cruzar esa línea. Y lo que pasó anoche… fue un error para él."

No sabía si lo decía para nosotras o para sí misma, pero el dolor en su voz era evidente. Y aunque ninguna de nosotras lo dijera en voz alta, todas estábamos pensando lo mismo: ¿qué pasaría si Daniel realmente se alejaba de nosotras? ¿Si lo que ocurrió anoche arruinó todo lo que habíamos construido en siete años de amistad?

El sol brillaba con fuerza, pero yo no lo sentía. Todo parecía incierto, como si estuviéramos caminando hacia un abismo sin saber qué nos esperaba al final. Lo único que sabía con certeza era que todo había cambiado, y no había forma de volver atrás.

****

*DANIEL*

Me apoyé en el lavabo del baño, mirando mi reflejo en el espejo con una mezcla de frustración y resignación. El cuello de mi camisa abierta dejaba a la vista el desastre que tenía frente a mí. Chupetones. Varios. Oscuros, marcados, y cada uno un recordatorio de la locura que había sido anoche. Me pasé una mano por la nuca, soltando un suspiro pesado.

"Esto no puede estar pasando," murmuré, inclinándome más hacia el espejo para inspeccionar el daño. Uno en el lado izquierdo, dos en el derecho, y otro justo debajo de la clavícula. Como si no fuera suficiente con todo lo que estaba pasando, ahora tenía que encontrar la manera de ocultar esto antes de salir a ver a mis padres. Porque si algo sé de mi madre, es que tiene un ojo clínico para notar hasta el más mínimo detalle fuera de lugar.

Abrí el grifo y salpiqué un poco de agua fría sobre mi cara, esperando que eso, de alguna manera, enfriara mi mente. Pero no sirvió de mucho. Los recuerdos de la noche anterior seguían ahí, como un eco constante que no podía ignorar. El calor de sus pieles, sus miradas, sus risas. Todo mezclado con el peso de lo que significaba haber cruzado esa línea. Una línea que, durante años, me prometí no romper.

"¿Cómo carajos llegué a esto?" me pregunté en voz baja, observando mi reflejo con una expresión que oscilaba entre el enojo y la culpa. Había sido estúpido, había sido débil. Siempre supe lo que sentían por mí, pero lo ignoré, pensando que mientras no hiciera nada, todo estaría bien. Que nuestra amistad no correría peligro. Pero, como dijo Sofía, esa línea era frágil, y anoche no solo la crucé, la pisoteé.

Busqué en el gabinete del baño, esperando encontrar algo que me ayudara. Un maquillaje viejo que alguna vez había usado para un disfraz de Halloween. No era mi fuerte, pero desesperado como estaba, empecé a aplicar un poco sobre los chupetones, tratando de igualar el tono con mi piel. El resultado era mediocre, pero al menos ya no parecían señales de guerra.

Mientras trabajaba, mi mente no paraba de dar vueltas. ¿Qué iba a decirles a mis padres si notaban algo raro? ¿Cómo explicarles que necesitaba un tiempo fuera sin revelar la verdadera razón? Y peor aún, ¿cómo miraría a las chicas cuando regresara? Porque, aunque intentara ignorarlo, sabía que este viaje no era solo para "pensar". Era para huir. Para poner algo de distancia entre ellas y yo, porque enfrentarlas de nuevo, después de todo lo que pasó, era algo para lo que no estaba listo.

Terminé con el maquillaje, observando el resultado en el espejo. No era perfecto, pero podría funcionar si usaba una bufanda o una camisa de cuello alto. Aunque el simple hecho de tener que esconderme me hacía sentir como un cobarde.

Me quedé un buen rato frente al espejo, con la mirada fija, como si mi reflejo pudiera darme alguna respuesta. Pero no lo hacía. Solo veía a un hombre confundido, cansado, y marcado de manera que no podía ignorar. Los chupetones y rasguños en mi cuello eran el recordatorio de una noche que no podía borrar, una noche que, aunque no quisiera admitirlo, había cambiado todo.

Pensé en Anni, en cómo ella reaccionaría si me viera ahora. Mi hermana mayor, siempre tan directa, no tardaría ni un segundo en burlarse de mí. Imaginarla riéndose de cómo me veía, con esos malditos chupetones en el cuello, me hizo sonrojarme solo de pensarlo. Pero, lo peor de todo sería cuando supiera cuántas mujeres fueron las que me dejaron esas marcas. Mariana, Valeria, Laura y Sofía... esas cuatro mujeres habían marcado mi piel, pero lo peor de todo era que no estaba seguro de si eso era lo que me avergonzaba más o si, en realidad, el haber permitido que todo eso sucediera era lo que más me pesaba.

Anni, si se enteraba, no dejaría pasar la oportunidad de bromear a mi costa. Y no solo ella, sino también mis padres. Mi padre, con su sentido del humor que a veces roza lo vulgar, probablemente se reiría de mí y me felicitaría por ese "logro". Le gustaba ver que sus hijos, sobre todo yo, parecían ser exitosos con las mujeres. Seguro me diría algo como: "¡Vaya, Daniel! Qué bien, hijo, qué bien… varias a la vez, ¿eh? Se ve que eres todo un hombre." Pero, aunque la broma estaría ahí, no faltaría el sermón después, ese sermón sobre lo que era "correcto" y lo que no, sobre la importancia de la responsabilidad. Mi madre, en cambio, sería diferente.

Si mi mamá viera esos rasguños y chupetones, no tendría piedad. A diferencia de mi padre, ella no toleraba la irresponsabilidad. No importaba que yo fuera adulto, que tuviera casi treinta años, ella me regañaría con la misma dureza que cuando era un niño. Y lo peor de todo era que su regaño sería mucho más profundo, porque no solo se trataría de la desobediencia, sino también de las mujeres involucradas. Ella no quería que su hijo fuera el "don Juan", el tipo que juega con los sentimientos de las personas. Y si llegaba a enterarse de que, en esa misma noche, había dormido con las cuatro… lo único que podría decir para defenderme sería que fue una noche de fiesta, un bar, demasiado alcohol… pero eso no bastaría. No bastaría para borrar el daño hecho, ni para salvarme del juicio que recibiría.

Me pasé una mano por el rostro, sintiendo el peso de la culpa aplastarme por dentro. La verdad era que no sabía cómo iba a salir de todo esto. Mi vida con ellas, mis amigas, era algo que había valorado profundamente durante años, pero esa línea que cruzamos, esa decisión impulsiva… todo lo que había sucedido ya no parecía ser tan fácil de manejar. Pensé en cómo podría distanciarme, cómo podría justificarme a mí mismo, pero sabía que eso no iba a ser suficiente. Las cosas nunca volverían a ser iguales.

De alguna manera, tendría que encontrar una manera de hablar con ellas. De explicarles que no estaba preparado para enfrentar lo que había sucedido. Pero, por más que lo pensara, algo dentro de mí me decía que no importaba cuántas veces lo dijera. Ya habíamos cruzado esa línea, y no había vuelta atrás.

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